miércoles, 5 de marzo de 2008

Sueño # 1

Un sapo viejo se me acerco, traía bajo una pata un huevo dorado que brillaba. El lugar era más bien oscuro, yo sabía que era mi casa pero, extrañamente, mi casa era diferente; unas pequeñas macetitas sin flores por aquí y por allá. Sin embargo era mi casa, sabía perfectamente en dónde estaba todo, por dónde entrar y por dónde salir, incluso, sabía que el sapo vendría a visitarme, así que la risa que me empezaba a crecer no era por su presencia sino porque nunca había imaginado que un sapo, con tan feo aspecto, utilizara lentes, bombín y bastón; risa, claro, que al sapo no le agradó. Molesto éste dijo que le extrañaba mi actitud, dejó el huevo en el piso, sacó una pequeña libreta y comenzó a escribir palabras mientras las gritaba a todo pulmón: ¡Envestidura! ¡Presunción! ¡Regocijo! más fuerte gritaba más risa me daba ¡Estratagema! ¡Prohibición! yo recordé que de niña mi papá me advirtió que no hiciera enojar a los sapos pues podrían aventarme leche ¡Orquestal! el recuerdo me hizo reír con más fuerza y el sapo de un momento a otro se empezó a inflar ¡Puritanismo! se infló más ¡Chupaflor! y en menos que croa una rana el sapo reventó con un gran ruido en mil pedazos, di un salto, desperté y seguí riéndome por más de tres horas…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me da gusto que inicies con el proyecto, verás que con la práctica comenzarás a recordar con más facilidad tus sueños, y cada vez estarán más llenos de detalles. Por el momento es muy temprano para hacer algún dictamen que vaya más allá que comentar la alegría y esperanza que me da tan buen principio. Espero leer algo nuevo pronto. Recuerda que no es necesario escribir a diario pero si lo más posible. Te dejo un caluroso saludo y no dudes en comunicarte si necesitas algo.

Gustavo N.